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La Savina 1954
A través de la narración cronológica de nuestra empresa turística familiar, pionera en este campo, se puede establecer sin duda un estudio comparativo con el desarrollo turístico de Formentera.
Puerto de La Savina 1955
A modo de preámbulo, nos sentimos obligados a dibujar una semblanza de nuestra bisabuela, ya que en ella se reflejan todos los ingredientes de la forma de vida autárquica y de supervivencia de Formentera en las primeras décadas del siglo pasado. Así, su marido parte hacia América como emigrante en busca de fortuna el año 1911, y ella permanece en la isla, en estado de buena esperanza. Poco tiempo después recibe, solamente una partida de defunción de su marido procedente de Camaguey (Cuba).
Puerto de Formentera 1956
Sola cria a su hijo, trabajando noche y día, haciendo un poco de todo, hasta conseguir que su hijo curse estudios en Barcelona (era maquinista naval).
Hostal la Savina 1959
Su hijo, nuestro abuelo, regresa a Formentera el año 1940, depurado de un campo de concentración en el norte de África después de pasar unos años en Francia como republicano exiliado. Nuestro abuelo (junto con su madre) se ocupa, en La Savina, de una especie de pequeña lonja de pescado para su venta en Ibiza. Un buen día llaman a la puerta, recién llegados de Ibiza, una pareja de visitantes catalanes buscando donde pernoctar en La Savina. Y nuestra bisabuela, ni corta ni perezosa, con su innato sentido del comercio improvisa una habitación en su misma casa y coloca la primera piedra de un negocio familiar que llega a nuestros días.
Familia 1962
Conservamos algunos curiosos documentos que nos informan de la evolución del establecimiento como tal: · Alta como Café (1951) · Alta como Fonda (1954) · Alta como Bar-Restaurante (1958) · Alta como Casa de Huéspedes (1960) · Alta como Hostal (1980)
Visitantes en el Hostal 1965
Esta evolución viene marcada por el talante del turismo en constante cambio, ya que con el tiempo cada vez exige más y mejores servicios.
comida en el Restaurante 1967
Al principio eran curiosos visitantes que llegaban a la isla para observar simplemente lo que había al sur de Ibiza. Sin embargo, en la década de los sesenta, florece en torno a la Fonda La Savina el primer proyecto de turismo organizado de la isla (esta circunstancia consideramos que merece mención a parte). Descubre Formentera un industrial francés (Sr. Laborey) y programa estancias de jóvenes del entorno de París en nuestra isla. Para tal iniciativa el Sr. Laborey contacta con la Fonda La Savina a través de nuestro abuelo Vicente en el año 1968. Es el primer touroperador que recala en Formentera, responde al nombre de "Club des Argonautes" y, a lo largo de dos décadas, miles de jóvenes franceses veranean en la isla practicando deportes náuticos y pesca submarina, y viviendo paralelamente de forma deshinibida las relaciones entres sexos, con sus noches de música y baile, amor libre, etc..
Autobus de Formentera “Sa carraca” 1965
Paradójicamente proyectan en este pequeño rincón del mediterráneo, y a la sombra de un régimen dictatorial, el más puro espíritu de Mayo del 68 (posiblemente estemos hablando del ambiente más libertario de Europa en tales momentos).
Visitantes 1965
La década de los 80 propaga ya el turismo organizado por toda la isla, (básicamente de nacionalidad alemana) y proliferan en la isla los hostales y grupos de apartamentos, que configuran todavía hoy el núcleo más importante de nuestra oferta
Fiesta en “Sa Fonda” 1966
El Hostal la Savina es uno de los establecimientos que se van adaptando a los nuevos tiempos y exigencias, pero, aun hoy, se esmera en conservar el mismo espíritu familiar, confortable y cosmopolita, con el consiguiente sedimento de visitantes de diferentes épocas y nacionalidades.
Historia de La Savina
Se dan, en torno al Hostal La Savina, algunos hechos significativos en cuanto a la modernización de la isla, como la llegada del primer televisor o la instalación de un generador de corriente años antes de la llegada de la electricidad como servicio público.
Historia de La Savina
Y como nota nostálgica, resaltar, que, aún a día de hoy, cuando nuestra terraza se llena de clientes al objeto de disfrutar de las espectaculares puestas de sol que nos regala el verano, algunos jubilados franceses, hoy residentes en la isla, nos relatan todavía anécdotas de sus divertidas vacaciones juveniles en la Fonda La Savina, donde cuentan, volvían literalmente loco a nuestro abuelo Vicente con sus diabluras.
Historia de La Savina